Desterrado de las filas del Sindicato Petrolero y de la vida pública, murió Carlos Antonio Romero Deschamps

El otrora líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), Carlos Antonio Romero Deschamps, falleció a los 79 años, confirmaron fuentes cercanas, sin precisar las causas de su deceso.

El también exsenador por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) estuvo 50 años dentro de la industria petrolera, al ser contratado como chófer de pipa a los 26 años y fue hasta los 76 que anunció su salida del gremio.

Tamaulipeco de nacimiento, Romero Deschamps ocupó el máximo cargo sindical en Petróleos Mexicanos (Pemex) durante 26 años, organismo gremial que concentra poco más de 100 mil trabajadores, electo por primera vez el 25 de junio de 1993, en sustitución de Sebastián Guzmán Cabrera, quien estuvo al frente del sindicato a la caída de Joaquín Hernández Galicia (La Quina), en enero de 1989 hasta su renuncia envuelta en un marco de escandaloso encubrimiento de corrupción en octubre de 2019.

Protagonista de la etapa de consolidación del movimiento obrero ligado al partido oficial, durante su militancia en el tricolor no solo fue legislador federal como diputado y senador, sino que en sus inicios en la política fue como coordinador de campañas para diputados locales en Tampico, consejero político nacional y como secretario de acción política de la dirección juvenil priísta.

Se le puede considerar como uno de los últimos dirigentes sindicales de la estirpe de los dinosaurios de la época de Fidel Velázquez o de Leonardo Rodríguez Alcaine, líderes de la CTM que aparecieron históricamente en las fotografías de eventos obrero-patronales junto al presidente de la República Mexicana en turno.

Durante sus rodadas en el espectro político y como líder petrolero, es recordado por escándalo político descubierto y denunciado a principios del sexenio del expresidente Vicente Fox Quesada, en que se fue señalado de desviar mil millones de pesos de los recursos de los trabajadores de Pemex a la campaña electoral presidencial del priísta, Francisco Labastida Ochoa, expediente conocido como Pemexgate.

No fueron pocos los escándalos que incluso sus hijos protagonizaron, como sus fotos a bordo de autos Ferrari y recorridos turísticos por el mundo, propietario de un yate en el que viajaba en aguas del Caribe y entre otras excentricidades con su u hija Paulina Romero Durán a bordo de un jet privado acompañada por sus perros.

Si bien todos los señalamientos y acusaciones de corrupción, le hicieron lo que “el viento a Juárez” durante las gestiones panistas y la última tricolor al frente de la presidencia, fue en este sexenio cuando pactó retirarse de la vida púbica a cambio de dejarlo en paz, pues motivos y argumentos legales sobraban.

Julio Pérez de León / Agencia SIEN